El 8 de Marzo es una fecha de enorme significado histórico, político y reivindicativo para las mujeres trabajadoras de todo el mundo. En medio de una profunda crisis del capitalismo, llamamos a desarrollar e impulsar la movilización de decenas de miles de mujeres por sus reivindicaciones cada vez más vitales y para que la crisis la paguen los capitalistas.
La carestía de la vida; los vínculos familiares de sujeción y violencia; la precarización laboral; los planes de empleo degradantes; la negación del acceso a la salud; la clandestinidad del aborto con su secuela de muerte, mutilación y culpabilización personal; el avance de la esclavitud laboral y de la esclavitud sexual; las reformas del Código Civil, del Comercial y del Código Penal (contrarias a los derechos de las mujeres) constituyen la agenda extraordinaria que nos debe movilizar en esta jornada internacional.
Las reformas de los códigos Civil y Penal, otro ataque
Se encuentra en marcha una reformulación del Código Civil que consagra la precarización laboral y la impunidad del Estado. A partir del ‘principio’ de establecer el inicio de la vida humana “desde la concepción”, dentro y fuera del útero materno, atenta contra la fertilización asistida y contra la investigación científica con embriones y, de paso, coloca un cerco jurídico contra el aborto legal. Este código obtuvo la media sanción del Senado como consecuencia de un acuerdo del gobierno con el clero. La propuesta de reforma del Código Penal -que cuenta con el acuerdo del FAP, del PRO, de la UCR, el Unen y el FpV- mantiene la penalización del aborto. Los derechos de la mujer están sujetos a la decisión del Vaticano.
Aborto legal versus aborto clandestino
En la Argentina se producen 550 mil abortos por año. La tasa de mortalidad de mujeres gestantes es el doble de la de Chile o Uruguay -300 mujeres al año-, por causas mayoritariamente evitables, principalmente por aborto clandestino. Las hospitalizaciones por complicaciones de abortos mal practicados de 80 mil mujeres (según datos parciales del año 2000) no dejan de crecer. Argentina es uno de los pocos países que no logró bajar la mortalidad de mujeres gestantes. El crecimiento del embarazo entre niñas y adolescentes fue de un 15% en diez años. Los ataques sexuales contra las niñas han crecido en forma ininterrumpida, junto al embarazo no deseado.
El registro es absolutamente parcial y deformado, ya que provienen de un gobierno que tomó la determinación política de desvirtuar las cifras para eludir su responsabilidad.
Reivindicamos, frente a esta realidad, el aborto legal y gratuito, así como la educación sexual científica en todos los niveles educativos. La explotación capitalista es incompatible con el derecho al embarazo deseado de la mujer, del mismo modo que es un obstáculo insalvable al desarrollo de la individualidad humana. El trabajo precario, la flexibilización laboral, la desocupación y la pobreza creciente son responsables de los abortos forzados o ‘espontáneos’. Al lado del embarazo forzado, el clero ha desarrollado el negocio extraordinario de la adopción infantil. El régimen político vigente es responsable del aumento de los abortos clandestinos, también de la muerte y mutilación de mujeres por esta causa.
El embarazo forzado y el aborto clandestino son, ante todo, herramientas de disciplina social. La Iglesia, el bastión reaccionario contra los derechos de la mujer, es -a la vista de todos- una gigantesca mafia de pedofilia, lavado de dinero, estafas y de todos los delitos aberrantes que se puedan imaginar. El ‘Papa argentino’ se ha convertido, de opositor político del kirchnerismo, en el tutor de su política y el recurso último de su supervivencia. El avance clerical, tanto en lo que respecta a las normas como entre los funcionarios que ocupan cargos clave a la cabeza de hospitales o servicios de ginecología, ha sido enorme, tanto en provincias oficialistas como opositoras.
Las consecuencias de esta penetración se vieron, recientemente, en la provincia de Salta, para bloquear el aborto de una niña violada por su padrastro, en la misma línea de casos anteriores. La lucha del movimiento de mujeres, organizaciones de derechos humanos y partidos de izquierda ha sido esencial para derrotar estos atropellos.
La lucha por el aborto legal y gratuito desafía al conjunto del orden existente sobre el lugar de la mujer en la sociedad y sus diversas cadenas de disciplina social.
La consigna “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir” sintetiza la lucha del movimiento de mujeres contra el régimen precarizador, hambreador, violento y abortista.
Esclavitud sexual y laboral
Frente a este 8 de marzo, tenemos varias razones para ponernos de pie. La trata de personas vino para quedarse. El negocio de la prostitución es una de las principales cajas negras de la policía, que abarca una enorme red de capitales mafiosos y financieros internacionales. El gobierno ha respondido mediante la eliminación hipócrita del rubro 59 de los clasificados, mientras buscaba superar la crisis cambiaria autorizando un blanqueo de capitales -o sea: el lavado de dinero de las mafias. El Estado es responsable, por desidia o complicidad, de la desaparición de mujeres para la esclavitud sexual y laboral. Pocas cosas ilustran esta realidad como las “casas de tolerancia” en la patria chica del oficialismo.
A la naturalización de la explotación sexual de las mujeres, cuando se las convierte en “trabajadoras sexuales”, o cuando se convoca a reprimir “la demanda”, oponemos la organización independiente de la mujer por el derecho al trabajo, a la maternidad asegurada por el Estado; por el derecho al aborto legal y gratuito, y a la educación sexual en todos los niveles; contra la violencia social hacia la mujer en todas sus manifestaciones y la fusión de esta organización con las organizaciones obreras y de la juventud por la abolición de la explotación capitalista y la enajenación de la personalidad humana.
Organizarnos contra la precarización laboral
Las mujeres ingresamos a esta fase de la crisis del régimen político en su conjunto, en condiciones severamente desventajosas: en el podio de la inserción laboral precaria, ya que el 54% de los trabajadores tercerizados, contratados, vendedores ambulantes, empleadas domésticas, trabajadores por agencia son mujeres. El 70% de las cuadrillas de trabajo de los planes Argentina Trabaja están compuestas por mujeres. Esta vinculación con punteros y jefes de planta de los municipios las colocan en un estado de vulnerabilidad social que excede la cuestión laboral. Los ‘planes’ son un elemento fundamental para deprimir los salarios del conjunto de los trabajadores del sector municipal.
Las cláusulas de los convenios que tenían en cuenta el día femenino y otras reivindicaciones de las mujeres nunca se recuperaron, no se hizo nada para eliminar la diferencia salarial y de calificación laboral entre el hombre y la mujer, no se crean jardines maternales -sean públicos o en las empresas. En lo que respecta a las obras sociales, el acceso a la anticoncepción gratuita es desigual y muchas veces está sometido a trámites burocráticos.
A las mujeres trabajadoras nos sobran los motivos para salir a marchar este 8 de marzo, acompañando a las trabajadoras y los trabajadores de la fábrica Bolo en su lucha contra los despidos y la falta de pagos, conformando comisiones de mujeres que acompañen las luchas de nuestras familias, impulsando una pelea por nuestros derechos laborales aplastados por las burocracias sindicales, poniendo en pie listas antiburocráticas. La lucha para terminar con la burocracia sindical es una tarea de principal interés para las mujeres, porque los vínculos que ella impulsa entre los trabajadores colocan a la mujer en un lugar subordinado, porque las patotas que reclutan son el claro exponente de la violencia hacia la mujer y porque los reclamos sindicales de las mujeres -como los jardines maternales, el día femenino, la extensión de las licencias por maternidad y paternidad y la colocación de lactarios adecuados- han sido las primeras conquistas entregadas por esta casta parasitaria y traidora de los trabajadores. Salir a las calles con nuestras demandas laborales y colocarlas en el centro de la escena política a fuerza de acción y movilización popular es una gran oportunidad que tenemos de cara al próximo día internacional de la Mujer Trabajadora.
La violencia doméstica es social y política
La violencia doméstica contra las mujeres y los niños tiene una naturaleza social. La familia concentra todas las contradicciones de una sociedad que acentúa la explotación, la exclusión y la humillación. Es, precisamente, el modelo familiar que el clero defiende con fanatismo ilimitado. En oposición a la familia, como un reducto privado, y a la sociedad, dominada por la explotación de la fuerza de trabajo, defendemos la socialización del individuo, donde la realización de cada uno sea la medida de la realización de todos y de la unidad familiar que se determine como producto de esta conquista social. Nuestra lucha es por unir a la familia obrera en torno a sus intereses de clase y en contraposición a la reproducción dentro de ella de escalas de poder de unos sobre otros.
Contra todas las promesas del “estado de bienestar”, la mujer no ha conquistado la independencia económica a través de su incorporación al “mercado de trabajo”. Todo lo contrario, la familia trabajadora ha sufrido un retroceso social en su conjunto. La conversión del trabajo estable en trabajo precario, el crecimiento de la desocupación, el encarecimiento de la salud y de la educación, la falta de vivienda y el hacinamiento son el caldo de cultivo de la violencia doméstica.
Desde el Estado prima la inacción y el discurso que responsabiliza a la mujer por el hallazgo de la salida a la situación de violencia: “vos tenés que romper el vínculo”, “sacale tarjeta roja”, pero no hay una sola medida de apoyo económico a la mujer divorciada y a sus hijos. Lo irónico es que la asistencia interdisciplinaria a la mujer, casi inexistente, está formada por trabajadoras que viven ellas mismas la violencia institucional del contrato ‘part time’, sin salarios adecuados y sin recursos para la atención.
Las mujeres organizadas son la única herramienta para luchar contra la violencia social hacia la mujer y para arrancar al Estado las reivindicaciones que aseguren trabajo, asistencia económica y defensa social -¡bajo el control de las propias organizaciones de la mujer!
La exposición de la “violencia de género” encubre la impunidad de la que goza la violencia contra las mujeres por parte de los hijos del poder, desde María Soledad hasta Paulina Lebbos en Tucumán, o el de Tati Piñeyro en Misiones. El 8 de marzo estaremos en la calle con nuestras pancartas y banderas por el juicio y castigo de todos los gobernadores, funcionarios y policías responsables por el secuestro y desaparición de mujeres en todo el país
El día internacional de la Mujer Trabajadora -una jornada que se gestó al calor del reconocimiento por parte de las mujeres socialistas de principios del siglo XX de la necesidad de organizar a la clase trabajadora en pos del programa de lucha y defensa de las mujeres como única posibilidad avanzar en la emancipación social de todas las mujeres- mantiene una vigencia total y forma parte de una de las principales batallas que hoy debemos encarar.
La fantasía de avanzar en la lucha por los derechos de las mujeres ignorando el contenido de clase que subyace en la explotación de las mismas y en la violencia contra ellas es simplemente un engaño. El feminismo que no asume una posición revolucionaria y socialista no tiene más salida que concluir en un pacto con los gobiernos de turno, que están empeñados en la defensa de la explotación vigente. El feminismo que fue cooptado por el kirchnerismo no tiene nada que exhibir, lo mismo para aquel de ropaje ‘comunista’, que colabora sistemáticamente con el clero. El feminismo que promueve un capitalismo con “enfoque de género”, que se ampara para ello en conquistas como el matrimonio igualitario, simplemente ignora que esas conquistas no llegan a la inmensa mayoría de los involucrados, ni supera la exclusión que promueve el capitalismo en todos los planos de la realidad. Al final, el feminismo K se ha convertido en una rueda de la propaganda del gobierno de la devaluación y de Chevron. La debacle no puede ser mayor.
El próximo 8 de marzo, en todo el país y en el mundo, debemos encabezar una movilización masiva con las mujeres luchadoras de cada gremio, barrio y cada sector estudiantil a la cabeza, plantando con fuerza la independencia del movimiento de mujeres y de la lucha sin concesiones por la educación sexual, el aborto legal, la anticoncepción gratuita, el trabajo en blanco, la vivienda digna, contra los ataques sexuales, la trata de personas, la esclavitud laboral y sexual, organizando en todos lados reuniones, plenarios, charlas, video-debates, que conduzcan a las mujeres a marchar por sus propios intereses.
Por la unidad combativa con el movimiento obrero y el conjunto de los explotados.
¡Adelante, compañeras!
Organización de Mujeres Plenario de Trabajadoras – Partido Obrero e independientes
La carestía de la vida; los vínculos familiares de sujeción y violencia; la precarización laboral; los planes de empleo degradantes; la negación del acceso a la salud; la clandestinidad del aborto con su secuela de muerte, mutilación y culpabilización personal; el avance de la esclavitud laboral y de la esclavitud sexual; las reformas del Código Civil, del Comercial y del Código Penal (contrarias a los derechos de las mujeres) constituyen la agenda extraordinaria que nos debe movilizar en esta jornada internacional.
Las reformas de los códigos Civil y Penal, otro ataque
Se encuentra en marcha una reformulación del Código Civil que consagra la precarización laboral y la impunidad del Estado. A partir del ‘principio’ de establecer el inicio de la vida humana “desde la concepción”, dentro y fuera del útero materno, atenta contra la fertilización asistida y contra la investigación científica con embriones y, de paso, coloca un cerco jurídico contra el aborto legal. Este código obtuvo la media sanción del Senado como consecuencia de un acuerdo del gobierno con el clero. La propuesta de reforma del Código Penal -que cuenta con el acuerdo del FAP, del PRO, de la UCR, el Unen y el FpV- mantiene la penalización del aborto. Los derechos de la mujer están sujetos a la decisión del Vaticano.
Aborto legal versus aborto clandestino
En la Argentina se producen 550 mil abortos por año. La tasa de mortalidad de mujeres gestantes es el doble de la de Chile o Uruguay -300 mujeres al año-, por causas mayoritariamente evitables, principalmente por aborto clandestino. Las hospitalizaciones por complicaciones de abortos mal practicados de 80 mil mujeres (según datos parciales del año 2000) no dejan de crecer. Argentina es uno de los pocos países que no logró bajar la mortalidad de mujeres gestantes. El crecimiento del embarazo entre niñas y adolescentes fue de un 15% en diez años. Los ataques sexuales contra las niñas han crecido en forma ininterrumpida, junto al embarazo no deseado.
El registro es absolutamente parcial y deformado, ya que provienen de un gobierno que tomó la determinación política de desvirtuar las cifras para eludir su responsabilidad.
Reivindicamos, frente a esta realidad, el aborto legal y gratuito, así como la educación sexual científica en todos los niveles educativos. La explotación capitalista es incompatible con el derecho al embarazo deseado de la mujer, del mismo modo que es un obstáculo insalvable al desarrollo de la individualidad humana. El trabajo precario, la flexibilización laboral, la desocupación y la pobreza creciente son responsables de los abortos forzados o ‘espontáneos’. Al lado del embarazo forzado, el clero ha desarrollado el negocio extraordinario de la adopción infantil. El régimen político vigente es responsable del aumento de los abortos clandestinos, también de la muerte y mutilación de mujeres por esta causa.
El embarazo forzado y el aborto clandestino son, ante todo, herramientas de disciplina social. La Iglesia, el bastión reaccionario contra los derechos de la mujer, es -a la vista de todos- una gigantesca mafia de pedofilia, lavado de dinero, estafas y de todos los delitos aberrantes que se puedan imaginar. El ‘Papa argentino’ se ha convertido, de opositor político del kirchnerismo, en el tutor de su política y el recurso último de su supervivencia. El avance clerical, tanto en lo que respecta a las normas como entre los funcionarios que ocupan cargos clave a la cabeza de hospitales o servicios de ginecología, ha sido enorme, tanto en provincias oficialistas como opositoras.
Las consecuencias de esta penetración se vieron, recientemente, en la provincia de Salta, para bloquear el aborto de una niña violada por su padrastro, en la misma línea de casos anteriores. La lucha del movimiento de mujeres, organizaciones de derechos humanos y partidos de izquierda ha sido esencial para derrotar estos atropellos.
La lucha por el aborto legal y gratuito desafía al conjunto del orden existente sobre el lugar de la mujer en la sociedad y sus diversas cadenas de disciplina social.
La consigna “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir” sintetiza la lucha del movimiento de mujeres contra el régimen precarizador, hambreador, violento y abortista.
Esclavitud sexual y laboral
Frente a este 8 de marzo, tenemos varias razones para ponernos de pie. La trata de personas vino para quedarse. El negocio de la prostitución es una de las principales cajas negras de la policía, que abarca una enorme red de capitales mafiosos y financieros internacionales. El gobierno ha respondido mediante la eliminación hipócrita del rubro 59 de los clasificados, mientras buscaba superar la crisis cambiaria autorizando un blanqueo de capitales -o sea: el lavado de dinero de las mafias. El Estado es responsable, por desidia o complicidad, de la desaparición de mujeres para la esclavitud sexual y laboral. Pocas cosas ilustran esta realidad como las “casas de tolerancia” en la patria chica del oficialismo.
A la naturalización de la explotación sexual de las mujeres, cuando se las convierte en “trabajadoras sexuales”, o cuando se convoca a reprimir “la demanda”, oponemos la organización independiente de la mujer por el derecho al trabajo, a la maternidad asegurada por el Estado; por el derecho al aborto legal y gratuito, y a la educación sexual en todos los niveles; contra la violencia social hacia la mujer en todas sus manifestaciones y la fusión de esta organización con las organizaciones obreras y de la juventud por la abolición de la explotación capitalista y la enajenación de la personalidad humana.
Organizarnos contra la precarización laboral
Las mujeres ingresamos a esta fase de la crisis del régimen político en su conjunto, en condiciones severamente desventajosas: en el podio de la inserción laboral precaria, ya que el 54% de los trabajadores tercerizados, contratados, vendedores ambulantes, empleadas domésticas, trabajadores por agencia son mujeres. El 70% de las cuadrillas de trabajo de los planes Argentina Trabaja están compuestas por mujeres. Esta vinculación con punteros y jefes de planta de los municipios las colocan en un estado de vulnerabilidad social que excede la cuestión laboral. Los ‘planes’ son un elemento fundamental para deprimir los salarios del conjunto de los trabajadores del sector municipal.
Las cláusulas de los convenios que tenían en cuenta el día femenino y otras reivindicaciones de las mujeres nunca se recuperaron, no se hizo nada para eliminar la diferencia salarial y de calificación laboral entre el hombre y la mujer, no se crean jardines maternales -sean públicos o en las empresas. En lo que respecta a las obras sociales, el acceso a la anticoncepción gratuita es desigual y muchas veces está sometido a trámites burocráticos.
A las mujeres trabajadoras nos sobran los motivos para salir a marchar este 8 de marzo, acompañando a las trabajadoras y los trabajadores de la fábrica Bolo en su lucha contra los despidos y la falta de pagos, conformando comisiones de mujeres que acompañen las luchas de nuestras familias, impulsando una pelea por nuestros derechos laborales aplastados por las burocracias sindicales, poniendo en pie listas antiburocráticas. La lucha para terminar con la burocracia sindical es una tarea de principal interés para las mujeres, porque los vínculos que ella impulsa entre los trabajadores colocan a la mujer en un lugar subordinado, porque las patotas que reclutan son el claro exponente de la violencia hacia la mujer y porque los reclamos sindicales de las mujeres -como los jardines maternales, el día femenino, la extensión de las licencias por maternidad y paternidad y la colocación de lactarios adecuados- han sido las primeras conquistas entregadas por esta casta parasitaria y traidora de los trabajadores. Salir a las calles con nuestras demandas laborales y colocarlas en el centro de la escena política a fuerza de acción y movilización popular es una gran oportunidad que tenemos de cara al próximo día internacional de la Mujer Trabajadora.
La violencia doméstica es social y política
La violencia doméstica contra las mujeres y los niños tiene una naturaleza social. La familia concentra todas las contradicciones de una sociedad que acentúa la explotación, la exclusión y la humillación. Es, precisamente, el modelo familiar que el clero defiende con fanatismo ilimitado. En oposición a la familia, como un reducto privado, y a la sociedad, dominada por la explotación de la fuerza de trabajo, defendemos la socialización del individuo, donde la realización de cada uno sea la medida de la realización de todos y de la unidad familiar que se determine como producto de esta conquista social. Nuestra lucha es por unir a la familia obrera en torno a sus intereses de clase y en contraposición a la reproducción dentro de ella de escalas de poder de unos sobre otros.
Contra todas las promesas del “estado de bienestar”, la mujer no ha conquistado la independencia económica a través de su incorporación al “mercado de trabajo”. Todo lo contrario, la familia trabajadora ha sufrido un retroceso social en su conjunto. La conversión del trabajo estable en trabajo precario, el crecimiento de la desocupación, el encarecimiento de la salud y de la educación, la falta de vivienda y el hacinamiento son el caldo de cultivo de la violencia doméstica.
Desde el Estado prima la inacción y el discurso que responsabiliza a la mujer por el hallazgo de la salida a la situación de violencia: “vos tenés que romper el vínculo”, “sacale tarjeta roja”, pero no hay una sola medida de apoyo económico a la mujer divorciada y a sus hijos. Lo irónico es que la asistencia interdisciplinaria a la mujer, casi inexistente, está formada por trabajadoras que viven ellas mismas la violencia institucional del contrato ‘part time’, sin salarios adecuados y sin recursos para la atención.
Las mujeres organizadas son la única herramienta para luchar contra la violencia social hacia la mujer y para arrancar al Estado las reivindicaciones que aseguren trabajo, asistencia económica y defensa social -¡bajo el control de las propias organizaciones de la mujer!
La exposición de la “violencia de género” encubre la impunidad de la que goza la violencia contra las mujeres por parte de los hijos del poder, desde María Soledad hasta Paulina Lebbos en Tucumán, o el de Tati Piñeyro en Misiones. El 8 de marzo estaremos en la calle con nuestras pancartas y banderas por el juicio y castigo de todos los gobernadores, funcionarios y policías responsables por el secuestro y desaparición de mujeres en todo el país
El día internacional de la Mujer Trabajadora -una jornada que se gestó al calor del reconocimiento por parte de las mujeres socialistas de principios del siglo XX de la necesidad de organizar a la clase trabajadora en pos del programa de lucha y defensa de las mujeres como única posibilidad avanzar en la emancipación social de todas las mujeres- mantiene una vigencia total y forma parte de una de las principales batallas que hoy debemos encarar.
La fantasía de avanzar en la lucha por los derechos de las mujeres ignorando el contenido de clase que subyace en la explotación de las mismas y en la violencia contra ellas es simplemente un engaño. El feminismo que no asume una posición revolucionaria y socialista no tiene más salida que concluir en un pacto con los gobiernos de turno, que están empeñados en la defensa de la explotación vigente. El feminismo que fue cooptado por el kirchnerismo no tiene nada que exhibir, lo mismo para aquel de ropaje ‘comunista’, que colabora sistemáticamente con el clero. El feminismo que promueve un capitalismo con “enfoque de género”, que se ampara para ello en conquistas como el matrimonio igualitario, simplemente ignora que esas conquistas no llegan a la inmensa mayoría de los involucrados, ni supera la exclusión que promueve el capitalismo en todos los planos de la realidad. Al final, el feminismo K se ha convertido en una rueda de la propaganda del gobierno de la devaluación y de Chevron. La debacle no puede ser mayor.
El próximo 8 de marzo, en todo el país y en el mundo, debemos encabezar una movilización masiva con las mujeres luchadoras de cada gremio, barrio y cada sector estudiantil a la cabeza, plantando con fuerza la independencia del movimiento de mujeres y de la lucha sin concesiones por la educación sexual, el aborto legal, la anticoncepción gratuita, el trabajo en blanco, la vivienda digna, contra los ataques sexuales, la trata de personas, la esclavitud laboral y sexual, organizando en todos lados reuniones, plenarios, charlas, video-debates, que conduzcan a las mujeres a marchar por sus propios intereses.
Por la unidad combativa con el movimiento obrero y el conjunto de los explotados.
¡Adelante, compañeras!
Organización de Mujeres Plenario de Trabajadoras – Partido Obrero e independientes
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